Repasemos, con fines didácticos, que el anisakis es vulgarmente lo que llamamos un gusano, concretamente es una especie del género de los nematodos, que se encuentra fundamentalmente en los pescados y que puede afectar al ser humano tras su ingestión, de dos formas
Esta entrada es un extracto de la entrevista radiofónica en SER Catalunya con el Sr. Josep Cuní.
Imagen del estudio de la Cadena Ser con el Dr. Enrique Martí i el periodista Josep Cuní, en el programa «Aquí, amb Josep Cuní».
1.- La enfermedad llamada anisakiasis es ocasionada por la infección de dichos parásitos. Aparece con más frecuencia en áreas del mundo en las que el pescado se come crudo o ligeramente salado o condimentado, refiriendo la literatura científica, países orientales como Japón donde se consume mucho sushi y sashimi crudo, moda que se está trasladando a nuestras áreas de localización
Horas después de la ingestión de las larvas del parásito pueden aparecer dolor abdominal intenso, náuseas y vómitos con afectación del estado general
El diagnóstico se puede lograr mediante examen con gastroscopia durante el que las larvas de 2 cm se visualizan y eliminan, o mediante examen histopatológico del tejido retirado en la biopsia o la cirugía.
2.- Las reacciones alérgicas
El segundo tipo de reacción adversa es la alergia a anisakis, una reacción inmunológica de hipersensibilidad que implica al sistema de defensas que tiene el ser humano. Éstas reconocen determinadas partículas del parásito como una amenaza y desencadenan una reacción, vía la inmunoglobulina E, exacerbada para defenderse. Las personas alérgicas deberían evitar comer cualquier pescado con riesgo de infestación por anisakis, y ahí entraría a debate, el tipo de congelación al que el pescado ha sido sometido
De ahí que la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición recomiende, a partir de ahora, la necesidad de congelar el pescado a una temperatura menor de 20 grados centígrados, durante 5 días, en los congeladores domésticos de más de 3 estrellas; en equipos de menor potencia, no se puede descartar la eliminación alergénica de dicho gusano.
Se está produciendo en los últimos tiempos, sin precisar, un aumento importante de consultas, sobre patologías ligadas al consumo de pescado infectado de anisakis; sin necesidad de crear alarma social, decir que nada nuevo se ha legislado al respecto desde la orden reglamentaria del 2004.
Recordemos que en aquella Orden, como excepción a la obligatoriedad de congelación del pescado en alta mar, decía que sí “los datos epidemiológicos disponibles indiquen que la zona de pesca de origen no presenta ningún peligro sanitario en lo que se refiere a la presencia de parásitos “, no era obligatorio seguir el protocolo.
Asimismo, recientemente, hay algún anuncio, de restauración de comida japonesa cruda, que alardea de la no congelación de sus productos, suponemos que basada en una limpieza extrema del material que se va a consumir.
En resumen, no bajar la guardia, y si tiene cualquier duda, si es o no alérgico a dicho parásito, muchas veces confundido con alergia al pescado, acuda al alergólogo que, con rapidez, y 2 sencillas pruebas, le dará un diagnóstico, y unas normas a seguir, en el caso que la consulta diera un resultado positivo.
El Dr. Enrique Martí Guadaño (UDAM) nos explica en este vídeo, grabado por Helping Cancer en el congreso Healthio 2017, algunos aspectos sobre la desensibilización en la alergia a la quimioterapia.
«4,5 de cada 1000 pacientes sufre reacciones alérgicas al tratamiento con quimioterápicos, por lo que estos pacientes dejan de poder ser tratados con el quimioterápico de elección indicado por su oncólogo.
Hoy en día, pacientes alérgicos al tratamiento quimioterápico (si la base de la reacción es una alergia) pueden seguir accediendo al medicamento mediante la técnica de desensibilización. Con esta técnica se puede conseguir que el paciente reciba la quimioterapia que el oncólogo le ha prescrito.
La desensibilización es un proceso científico que la Profesora Mariana Castells (Catedrática de la Universidad de Harvard) empezó a estudiar hace ya 20 años. Ella demostró que, administrando la medicación a la que el paciente es alérgico, con unos ritmos y dosis determinadas, se consigue que al final del proceso (que puede durar hasta 8 horas) el paciente pueda recibir la dosis total que precisa, siempre bajo la dirección y presencia de un alergólogo con experiencia en el tema».
Impresionante relato de Andreu Veà sobre la historia de su hermano, que falleció de cáncer. Consiguió alargar la vida gracias a la terapia de desensibilización a la que fue sometido por el equipo de UDAM.
Puedes leer toda la historia aquí (artículo publicado por el periódico El Mundo)